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Un mensaje para quienes acompañan a personas con Esclerosis Múltiple

Cuidar a un ser querido con Esclerosis Múltiple (EM) es un acto de amor profundo y de entrega incondicional. Sin embargo, este rol a menudo implica desafíos físicos, emocionales y psicológicos que pueden afectar tu bienestar. Es importante reconocer que, para cuidar bien a otros, también debes cuidar de ti mismo. Este mensaje es para ti, el cuidador, el pilar silencioso que enfrenta esta travesía junto a la persona que amas.

1. Reconoce tu esfuerzo

Ser cuidador es una responsabilidad inmensa y, muchas veces, los que cuidan lo hacen sin esperar un reconocimiento. Pero es fundamental que te permitas valorar el trabajo que realizas día a día. Tu apoyo es crucial para la calidad de vida de la persona que cuidas, y aunque a veces parezca que no hay suficiente gratitud, tu esfuerzo es significativo y transforma vidas.

2. No estás solo

Es común que los cuidadores sientan que deben hacerlo todo solos, pero no es así. Busca apoyo en otros miembros de la familia, amigos, o incluso en organizaciones dedicadas a la EM. Compartir la carga te permitirá cuidar mejor y evitará que te agotes. Habla con tu entorno sobre lo que estás viviendo; no debes cargar con el peso en silencio.

3. Escucha tus necesidades

Cuidar a alguien con una enfermedad crónica como la EM puede generar estrés, agotamiento físico y emocional, e incluso sentimientos de frustración. Por eso, es vital que hagas una pausa y escuches a tu propio cuerpo y mente. Hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Estoy descansando lo suficiente?
  • ¿Tengo tiempo para mis propias necesidades?
  • ¿Estoy tomando decisiones basadas en lo que puedo hacer, o me estoy exigiendo más de la cuenta?

No olvides que tú también necesitas tiempo para ti mismo. Cuidar de ti no es egoísmo, es una necesidad. Para poder ofrecer lo mejor a la persona que cuidas, primero tienes que estar bien tú.

4. Gestiona el estrés y las emociones

Cuidar a alguien con EM puede provocar una montaña rusa de emociones: tristeza, culpa, frustración, y, en ocasiones, hasta impotencia. Es fundamental que tengas herramientas para manejar estas emociones:

  • Habla sobre lo que sientes: Buscar un grupo de apoyo o un terapeuta especializado en el cuidado de enfermos crónicos puede ser de gran ayuda.
  • Desarrolla una rutina de autocuidado: Asegúrate de hacer tiempo para actividades que disfrutes y que te ayuden a relajarte, como leer, hacer ejercicio, meditar o simplemente pasar tiempo con amigos.
  • Practica la autocompasión: No seas demasiado duro contigo mismo. Está bien sentirte abrumado a veces. Lo importante es que reconozcas estos sentimientos y busques formas de manejarlos sin culparte.

5. Pide ayuda cuando la necesites

No es signo de debilidad pedir ayuda. Es importante reconocer cuándo has alcanzado tu límite físico o emocional. El cuidado compartido no solo beneficia a la persona enferma, sino también a ti. Hay muchas opciones, desde ayuda profesional en casa, hasta programas de respiro que te permiten tomarte un descanso temporal mientras alguien más se hace cargo del cuidado.

6. Infórmate sobre la enfermedad

Cuanto más sepas sobre la Esclerosis Múltiple, mejor podrás manejar las situaciones cotidianas y anticipar posibles cambios. Conocer la enfermedad también te ayudará a sentirte más seguro y preparado para enfrentar los altibajos de los síntomas. Participar en charlas o talleres de formación para cuidadores puede darte las herramientas necesarias para gestionar mejor el día a día.

7. Mantén conexiones y busca espacios de desconexión

Cuidar a alguien con EM puede ser absorbente, y sin darte cuenta, puedes dejar de lado tus relaciones personales y tus intereses. No te aísles. Mantén contacto con tus amigos, busca momentos para desconectar y recargar energías. Es crucial tener una red de apoyo que no esté centrada únicamente en la enfermedad.

8. Revisa tus expectativas

Es común que los cuidadores se impongan expectativas muy altas, creyendo que deben ser perfectos o que todo debe girar en torno al cuidado del enfermo. Sin embargo, no existe el cuidador perfecto. Algunas veces cometerás errores o te sentirás cansado, y eso es completamente normal. Aprende a soltar el control y a aceptar que no puedes hacer todo tú solo.

9. Cuidar también es amar

El acto de cuidar es una manifestación poderosa de amor. Pero el amor no debe ser sinónimo de sacrificio total. Amar también es respetar tus propios límites, ser honesto sobre tus capacidades y reconocer que para seguir dando lo mejor, necesitas nutrirte física y emocionalmente.

10. Recuerda tu propia vida

A lo largo del camino, puede parecer que tu vida está definida por el rol de cuidador, pero no olvides que tú también tienes sueños, metas y deseos. Tu vida no se ha detenido. Dedica tiempo para recordarte quién eres fuera del rol de cuidador y qué te hace sentir pleno y realizado.

Cuidar a alguien con Esclerosis Múltiple es un camino que puede ser difícil y, en ocasiones, agotador. Pero no tienes que recorrerlo solo. Recuerda que para cuidar bien de los demás, también necesitas cuidarte a ti mismo. Permítete recibir ayuda, busca espacios de autocuidado y reconoce que tu bienestar es tan importante como el de la persona que amas.

Porque en este viaje, quien cuida también merece ser cuidado.